A continuación, el artículo del autor de Jesús 4.1 en CNN en español:
Jesús 4.1
Los cuatro Evangelios en un solo relato
domingo, 12 de enero de 2014
Entrevista en "Firmes en la verdad"
A continuación, está la entrevista hecha al autor de Jesús 4.1, Luis Uribe en el programa "Firmes en la Verdad"
http://www.youtube.com/watch?v=ydQ_ji5QfYE
http://www.youtube.com/watch?v=ydQ_ji5QfYE
miércoles, 11 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
Tarjeta de Presentación
No me imaginaba yo
que en algún momento fuera a escribir este libro. Lo hice para mí mismo; para
comprender lo que había pasado. Me
resistía a aceptar que la imagen de Jesús fuera el retrato acartonado que se
nos presenta cuando comenzamos a ver obras de arte; o las películas que
muestran a un Jesús serio y triste, como demasiado consciente de que a la
vuelta de la esquina lo espera una cruz que tiene que cargar. Desde luego, a
ese Jesús no lo habría seguido una gran multitud a un desierto sin nada que
comer.
En mi empeño por entender un poco más, comencé a recopilar bibliografía, y me hice con un amplio conjunto de libros bien interesantes, aunque algunos bastante complejos. Entre ellos, descubrí muchos libros que datan de los primeros siglos del cristianismo, en los cuales se recogen los testimonios de aquellos que vivieron con Jesús, o de personas muy informadas y cercanas a gente que vivió con Él. Hice un inventario de esos libros, investigué su historicidad, la cantidad de manuscritos de los cuales disponemos, su orden de composición y su contenido.
Llegué a la conclusión —conclusión que, por cierto, desde el siglo I d. C. acepta casi todo el mundo— de que hay cuatro libros esenciales: los cuatro Evangelios. Los demás libros pueden servir más o menos de referencia, pero estos cuatro retratan con bastante fidelidad a Jesús de Nazaret y, entre otras cosas, son los únicos escritos en el siglo I d. C.
En ese momento pensé que, en mi proceso de estudio personal y de aproximación al Dios hecho hombre, lo mejor que podía hacer era profundizar en las primeras fuentes. Comencé a estudiar en profundidad los cuatro Evangelios, pero me resultaba tediosa la tarea de ir de un evangelista a otro para contrastar un hecho, buscar mayor nivel de detalle, averiguar en qué momento del tiempo estaba pasando algo, intentar discernir por qué Mateo hablaba de un hecho y Lucas, no, etc.
Lo primero que se me ocurrió al respecto fue poner en orden lo que se dice en esos cuatro documentos, y este libro es el resultado de esa labor, que me ha llevado diez años. He fundido los cuatro Evangelios en uno, como si lo hubiera escrito una sola persona, sin que falte ni una sola palabra. La integración no ha sido fácil; he tenido que establecer un riguroso método que expongo en los anexos, al final. Lo he querido preservar íntegro, sin añadir nada y sin dejar fuera ni una sola coma.
En mi opinión, el resultado de esta integración es una versión de la vida de Jesús más cercana. Se aprecian más los detalles; en síntesis: un Jesús más real. El Jesús de los sentimientos, por ejemplo: un Jesús que llora, que abraza, que se emociona; un Jesús fuerte, que es capaz de desafiar todo el statu quo de la época; el Jesús misericordioso, que perdona muertes inminentes e insiste en perdonar hasta en el momento de su Muerte. Al final es ver al mismo Jesús, pero redescubierto.
El producto final lo he complementado con antecedentes históricos, políticos, sociales y culturales, con mapas y con un estudio cronológico que nos sitúa mejor en el tiempo y en el espacio. Anécdotas de viajeros a Tierra Santa, árboles genealógicos, historias de conquistas, del pasado, referencias a libros… en fin, multitud de datos que dan color al relato y nos permiten visualizar las gentes y la tierra donde vivió Jesús.
Como es obvio, no pretendo decir que esta es la única manera de entender la historia de Jesús. Dios nos regaló la Palabra revelada en los cuatro Evangelios, tal y como están, y son insustituibles. Este libro es solamente un acercamiento a dicha revelación.
A mí me ha ayudado mucho a comprender mejor a Jesús, a profundizar en su faceta humana. Y, honestamente, el estudio lo he realizado con mucho rigor, desde la humildad de mi fe. Como ya he dicho, inicialmente hice este estudio para mí. Después, al comenzar a compartir este proyecto con otras personas, me di cuenta de que también a ellas les ayudaba, y fue entonces cuando pensé en publicarlo.
Ojalá sirva más bien como fuente de meditación y conocimiento para la gente de a pie, como yo, que vamos a trabajar todos los días y que, a pesar de no tener apenas tiempo ni energía, intentamos vivir nuestro encuentro diario con Jesús.
En mi empeño por entender un poco más, comencé a recopilar bibliografía, y me hice con un amplio conjunto de libros bien interesantes, aunque algunos bastante complejos. Entre ellos, descubrí muchos libros que datan de los primeros siglos del cristianismo, en los cuales se recogen los testimonios de aquellos que vivieron con Jesús, o de personas muy informadas y cercanas a gente que vivió con Él. Hice un inventario de esos libros, investigué su historicidad, la cantidad de manuscritos de los cuales disponemos, su orden de composición y su contenido.
Llegué a la conclusión —conclusión que, por cierto, desde el siglo I d. C. acepta casi todo el mundo— de que hay cuatro libros esenciales: los cuatro Evangelios. Los demás libros pueden servir más o menos de referencia, pero estos cuatro retratan con bastante fidelidad a Jesús de Nazaret y, entre otras cosas, son los únicos escritos en el siglo I d. C.
En ese momento pensé que, en mi proceso de estudio personal y de aproximación al Dios hecho hombre, lo mejor que podía hacer era profundizar en las primeras fuentes. Comencé a estudiar en profundidad los cuatro Evangelios, pero me resultaba tediosa la tarea de ir de un evangelista a otro para contrastar un hecho, buscar mayor nivel de detalle, averiguar en qué momento del tiempo estaba pasando algo, intentar discernir por qué Mateo hablaba de un hecho y Lucas, no, etc.
Lo primero que se me ocurrió al respecto fue poner en orden lo que se dice en esos cuatro documentos, y este libro es el resultado de esa labor, que me ha llevado diez años. He fundido los cuatro Evangelios en uno, como si lo hubiera escrito una sola persona, sin que falte ni una sola palabra. La integración no ha sido fácil; he tenido que establecer un riguroso método que expongo en los anexos, al final. Lo he querido preservar íntegro, sin añadir nada y sin dejar fuera ni una sola coma.
En mi opinión, el resultado de esta integración es una versión de la vida de Jesús más cercana. Se aprecian más los detalles; en síntesis: un Jesús más real. El Jesús de los sentimientos, por ejemplo: un Jesús que llora, que abraza, que se emociona; un Jesús fuerte, que es capaz de desafiar todo el statu quo de la época; el Jesús misericordioso, que perdona muertes inminentes e insiste en perdonar hasta en el momento de su Muerte. Al final es ver al mismo Jesús, pero redescubierto.
El producto final lo he complementado con antecedentes históricos, políticos, sociales y culturales, con mapas y con un estudio cronológico que nos sitúa mejor en el tiempo y en el espacio. Anécdotas de viajeros a Tierra Santa, árboles genealógicos, historias de conquistas, del pasado, referencias a libros… en fin, multitud de datos que dan color al relato y nos permiten visualizar las gentes y la tierra donde vivió Jesús.
Como es obvio, no pretendo decir que esta es la única manera de entender la historia de Jesús. Dios nos regaló la Palabra revelada en los cuatro Evangelios, tal y como están, y son insustituibles. Este libro es solamente un acercamiento a dicha revelación.
A mí me ha ayudado mucho a comprender mejor a Jesús, a profundizar en su faceta humana. Y, honestamente, el estudio lo he realizado con mucho rigor, desde la humildad de mi fe. Como ya he dicho, inicialmente hice este estudio para mí. Después, al comenzar a compartir este proyecto con otras personas, me di cuenta de que también a ellas les ayudaba, y fue entonces cuando pensé en publicarlo.
Ojalá sirva más bien como fuente de meditación y conocimiento para la gente de a pie, como yo, que vamos a trabajar todos los días y que, a pesar de no tener apenas tiempo ni energía, intentamos vivir nuestro encuentro diario con Jesús.
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